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  • Marlene Alejandra Arreola Ruiz

El Narcotráfico en tiempos de Calderón


Objetivo


La denominada “guerra contra el narcotráfico” es un conflicto interno, protagonizado por el Estado mexicano y las bandas que controlan el tráfico ilegal de drogas. Cárteles como Los zetas, La familia, Los caballeros templarios o Los Beltrán Leyva se han convertido en el antagonista del Estado mexicano en una lucha constante que desde el año 2006 y hasta el presente año 2012 ha dejado una cuota estimada de 150 mil muertos, de acuerdo al Secretario de Defensa de Estados Unidos, LeonPanetta; aunque las cifras oficiales del gobierno mexicano oscilan entre 60 y 65 mil muertos.


Es por esta razón, que el presente ensayo tiene por objetivo analizar al narcotráfico y su papel cambiante en la historia de México a lo largo del siglo XX y sus repercusiones en el presente siglo con la denominada “guerra contra el narcotráfico”.


Narcotráfico en México


Entendemos como narcotráfico al comercio ilegal de drogas en grandes cantidades; cuyo proceso comienza con el cultivo de las sustancias, sigue con la producción y culmina con la distribución y venta. Los grupos más grandes dedicados al narcotráfico suelen tener presencia internacional y ostentan tener un poder similar al de un gobierno.

En México, según Luis Astorga sociólogo de la UNAM, han existido cuatro grandes momentos en la historia del narcotráfico[1]: [1]Consultado en:http://www.apostadigital.com/revistav3/hemeroteca/oyarvide.pdf pp. 6- 9 ( 13 Abril 2012)



1.- 1914-1947: Nacimiento del narcotráfico subordinado al poder político. Desde su posición subordinada, su capacidad para establecer sus propias reglas era muy limitada; puesto que sin protección política no tenían ninguna esperanza de supervivencia.


2.-1947-1985: Se crean las mediaciones estructurales entre el poder político y los traficantes, que permitían proteger y contener a éstos últimos. En los años sesentas incrementa notablemente el consumo de la marihuana en EUA, por lo que a su vez crece el negocio, la violencia y las presiones por parte del gobierno estadounidense; por esta razón en el año 1969, se pone en marcha la Operación Intercepción. Para 1970 comienzan los primeros nexos con Colombia y en 1977 se lanza la Operación Cóndor, operación que contó con la participación del ejército y la DEA.


3.-1985-2000: El poder político del sistema gubernamental priista muestra signos de incapacidad en función del control a las instituciones de mediación, pues éstas, al igual que las organizaciones de traficantes, comienzan a tener mayor autonomía relativa respecto al poder político.


4.-2000 en adelante: Inicia con la entrada de la oposición (PAN) a los principales puestos del poder político. Debido a la pérdida de diversos acuerdos informales las organizaciones criminales y los cuerpos policiacos han ganado en autonomía. Desde finales de los años noventa el gobierno mexicano usa de manera creciente a las Fuerzas Armadas Mexicanas para apoyar en operativos contra el narcotráfico.




A lo largo de los cuatro momentos antes señalados, encontramos dos constantes de gran importancia: el uso y participación del ejército mexicano a partir de que los narcotraficantes dejaron de subordinarse al poder político y ganaron autonomía; y, las constantes presiones e intervenciones que el gobierno estadounidense ha ejercido sobre el gobierno mexicano.


Ambas constantes permiten comprender el por qué de una denominada “guerra contra el narcotráfico” que beneficia a empresas estadounidenses, ya que en los últimos cuatro años ha dejado una ganancia de 170.6 millones de dólares[2] para dichas empresas gracias a los contratos con los Departamentos de Defensa y Estado para la venta de tecnología de guerra destinada a combatir al narcotráfico en nuestro país.


De acuerdo con las declaraciones de José Luis Gómez del Prado, los 1,400 millones prometidos dentro de la Iniciativa Mérida estarían gastándose precisamente en servicios como mantenimiento de aviones, entrenamiento, labores de logística, inteligencia, vigilancia o tecnologías de la información, todos contemplados en los acuerdos con contratistas estadounidenses.


Por otro lado, hoy por hoy, según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, los cárteles del narcotráfico y el crimen organizado obtienen 2.1 billones de dólares anualmente, cifra que equivale al 3.6% del Producto Interno Bruto (PIB) mundial[3]; mientras que la organización no gubernamental (ONG) estadounidense No Money Laundering refirió que las ganancias del narcotráfico en México ascienden a poco más de 59 mil millones de dólares anuales.


Lo cierto que es que las cifras en cuanto a las ganancias que obtiene el narcotráfico en nuestro país no son homogéneas, son inciertas y es por dichas razones que se prestan a manejos políticos.

[2]Consultado en: http://www.animalpolitico.com/2011/08/guerra-antinarco-en-mexico-deja-ganancias-millonarias-a-empresas-de-eu-bbc/ (15 abril 2012)

[3] Consultado en: http://www.proceso.com.mx/?p=289690 (13 abril 2012)



 

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Inclusión de la Fuerzas Armadas, fortaleza o debilidad


La corrupción de los cuerpos policiales mexicanos, justificó la entrada del ejército en el conflicto[4], puesto que, al ser una organización dotada de mayores controles internos con una formación en la disciplina y observancia de las leyes, sería menos proclive a la corrupción y penetración por parte del narco.


La intención central del combate ha sido “descabezar” a los cárteles; sin embargo, con un gobierno débil, una política agresiva anti-drogas tiende a incrementar la violencia. Es por esta razón, que la deficiente “estrategia” utilizada por el gobierno actual ha sido incapaz de dar golpes contundentes al narcotráfico, la falta de planeación y las fallas en la ejecución hacen aún más difícil la tarea del Estado.

[4] Consultado en: http://www.apostadigital.com/revistav3/hemeroteca/oyarvide.pdf p. 18 (13 abril 2012)

La estrategia de ir tras las cabezas de los cárteles, suponía la idea de que sin ellas dichas organizaciones dejarían de funcionar, sin embargo, no fue así; lo que se generó fue el denominado “efecto capo”[5], que se refiere a un incremento de la violencia ocasionado por el abatimiento o la captura de líderes de la delincuencia organizada en zonas específicas donde tenía influencia, ya que después de estos liderazgos la violencia tiende a dispersarse en zonas donde no se tenían antecedentes; así mismo la aparición de cartelitos es una consecuencia directa de la atomización de los grandes carteles, puesto que se genera una constante lucha interna de poder.


Cuando se combate un negocio que se sustenta en la adicción y en la ilegalidad vale más, lo prohibido se cotiza más alto[6]; por ello, el tráfico de drogas y el tráfico de personas se han convertido en los negocios más rentables de la época actual, como resultado de la ley económica de la Oferta y la Demanda.


 

Revisa nuestro ensayo sobre: Una mirada al punk y el anarquismo; ideas de contracultura.

 

Esta situación de precios a la alza de las drogas ha permitido a los cárteles contar con mayores recursos para corromper a las instituciones policiacas y adquirir armamentos superiores en tecnología, lo que en respuesta ha requerido del empleo de las Fuerzas Armadas como el único medio e