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  • Dra. Elisa G. Cuevas Landero

Farándula, gobernantes y narco: Comentarios al libro: Emma y las otras señoras del narco.

Farándula, gobernantes y narco

Comentarios al libro de:

Hernández, Anabel. Emma y las otras señoras del narco. México: Grijalbo, 2021, 294 págs., tamaño, 23 x 15 cm., precio, 300 pesos MXN.




Este libro fue escrito por la periodista mexicana Anabel Hernández García, cuya vasta obra ha sido dedicada a publicar los resultados de sus líneas de investigación sobre narcotráfico, corrupción en el ejercicio público del poder y, el maltrato a menores y jóvenes, de nuestro país; entre otros temas.


Ha sido premiada por la Unicef debido a una investigación que realizó sobre explotación sexual a jóvenes de la frontera entre México y EE. UU. y ha recibido el Premio Nacional de Periodismo debido a que publicó una investigación denunciando el exceso de gastos públicos que realizó Vicente Fox como presidente cuando remodeló una de las habitaciones de la entonces residencia presidencial de Los Pinos (evento conocido como el almohadagate).


Y por supuesto que la periodista ha cobrado notoriedad también por sus múltiples participaciones en diarios y revistas impresas, así como en las mesas de debate en las cuales toma parte en radio, redes y televisión. Aunque, así como ha sido premiada ha sido perseguida y amenazada.[1]


[1] En su libro El traidor, el diario secreto del hijo del Mayo. México: Grijalbo, 2019, narra que tuvo que salir del país porque había un complot para asesinarla por parte de las autoridades en 2010; y permanecer en México era muy incómodo -y, no muy seguro- pues tenía que estar rodeada permanentemente de 25 personas que constituían su escolta. Parecen ser tiempos mejores y, actualmente, al menos no se sabe que siga amenazada.


Anabel Hernández García, periodista mexicana



El libro contiene diez capítulos escritos con un lenguaje sencillo y ameno; que invita al lector a no parar de leerlo. Los temas giran en torno a las organizaciones conocidas como cárteles; que se encuentran establecidos en diversas regiones del país; según la distribución que han hecho a lo largo del tiempo y según su fuerza para imponerse en más de un sitio para dominar el mercado de la droga.


Cada capítulo está dedicado a un capo diferente y a sus mujeres. De los cuales sobresalen el uno y el diez pues son dedicados a Emma Coronel y a Joaquín Guzmán. La presentación de los hechos y los momentos que vivieron los miembros de la élite del narco y sus mujeres igualan a un cuento rosa pero en realidad no es cuento, es tragedia y, absolutamente roja.



Resulta atractivo leer cómo los miembros de esos cárteles -cuyos nombres y apellidos no oculta la escritora- participan de millones de dólares como ganancia por el trasiego y venta que hacen de las diferentes drogas que colocan en el mercado mundial, pero, sobre todo, estadounidense.


Y, claro, las relaciones que tienen esos señores del narco con políticos, militares, policías, instituciones estadounidenses como la CIA (que, por cierto, parece haber participado como autor intelectual en la muerte del agente Enrique Camarena Salazar [2]) y, sobre todo, con ¡muchas mujeres!


[2] Hernández Anabel. El traidor. El diario secreto del hijo del Mayo. México: Grijalbo, 2019, p. 43.



Otra vez es causa de polémica un libro de la escritora, debido a que aborda básicamente tres temáticas: los negocios de los cárteles de la droga, los excesos de los gobernantes corruptos y las mujeres que están o han estado relacionadas con los narcos. Lo polémico radica en que devela cuáles y para qué se establecen tales relaciones.

Describe cómo se dan dichas relaciones ya sea para obtener una “inocente” entrevista -como fue la que realizó el actor estadounidense Sean Penn a Joaquín Archivaldo Guzmán Loera, El Chapo, a través de la actriz mexicana Kate del Castillo debido a la comunicación personal que ella estableció con el Señor Guzmán previamente a la entrevista- o para establecer contacto con hombres y mujeres de diferentes medios y para mostrar cómo el sector estatal, las agrupaciones del crimen organizado -pues no sólo es narcotráfico lo que realizan los cárteles- la farándula y las mujeres contactadas y contratadas, son parte de un mismo ambiente corrompido por el dinero.



No es común que se trate un tema de género respecto al narcotráfico. Tal vez éste sin proponerse serlo, es un libro que sí aborda el tema de las mujeres para mostrar cuál es la relación y el trato que les han dado o les dan esos hombres a dichas mujeres en sus relaciones personales. De hecho, hay una larga dedicatoria en la primera página dirigida a las mujeres, que entre otras frases incluye la siguiente:


“Para las mujeres de México que son el pilar esencial para reconstruir una nación destruida por un sistema criminal de corrupción, violencia y complicidad”.

Pese a haber estado en riesgo de muerte por investigar sobre tales temas, Anabel Hernández no ceja en su interés por denunciar temas como los que ha abordado en Los señores del Narco, El traidor, El imperio del Chapo, México en llamas, El legado de Calderón, La familia presidencial y, en este reciente libro, que, por cierto, fue muy difícil conseguirlo impreso pues se agotó rápidamente en las librerías. Gracias a las redes alguien lo compartió en formato PDF de forma gratuita, hecho que me facilitó acceder a él y que ha permitido que sea un libro sumamente leído.[3]


[3] Al momento de escribir la presente reseña comentada conseguí ya el ejemplar impreso donde menos lo esperaba porque ya me habían dicho que en ese lugar estaba agotado (en Sanborns en línea).


Desfilan por las páginas del libro datos muy interesantes sobre la actividad delincuencial y la interacción de los narcos con algunas autoridades corruptas que resultan clave. Hay una extensa información sobre los hermanos Beltrán Leyva, Miguel Ángel Félix Gallardo, Vicente y Amado Carrillo Fuentes, Ernesto Fonseca Carrillo, los hermanos Arellano Félix, Rafael Caro Quintero, Gerardo Álvarez Vázquez, Edgar Valdez Villareal y Joaquín Archivaldo Guzmán Loera; así como de las autoridades relacionadas con ellos como Enrique Álvarez del Castillo, Gabriel González González, Javier García Paniagua, Miguel de la Madrid Hurtado, José López Portillo, Felipe Calderón, Enrique Peña Nieto y, otros más. También hay información sobre jefes de policía, gobernadores, miembros del ejército... Y, mujeres, como Ninel Conde, Galilea Montijo, Lucha Villa, Zoyla Flor, Arleth Terán y, Marcela Rubiales, así como las esposas y mujeres formalmente unidas a los capos como los casos de Emma Coronel y Alicia Machado.




La periodista muestra abundantes datos acerca de la connivencia de las autoridades con los capos de la droga lo cual le permite a éstos tener salvoconducto para hacer de su negocio de drogas un mercado boyante y fructuoso para todos quienes participan del mismo.


Todo el dinero que llegan a tener y que en apariencia ponen a disposición justamente de las mujeres y los miembros del Estado que se dejan comprar en realidad es una pequeña parte comparado con todo lo que llegan a acumular. Lo que destinan a ambos sectores es sólo para hacer más atractiva la visualidad de sus personas y actividades.


Las mujeres bien adornadas con costosas joyas, zapatos, bolsos, vestidos y maquillaje, así como múltiples cirugías que resaltan aún más su belleza natural suelen ser carnada. Conseguir a las mejores mujeres les da poder dentro de la organización, por ello les ofrecen las más caras y exclusivas cosas como las mencionadas, pero además a algunas les suelen comprar casas, departamentos y viajes costosos. Porque eso les da lucimiento, poder luminiscente que atrae a todos; sin importarles cómo consiguieron los recursos: ni a ellos, ni a ellas -aunque haya mucha sangre de por medio-; se trata de exhibir a mujeres que ayudan con su sola imagen a atraer más poder. Por eso las exhiben en las grandes fiestas a las cuales acuden personajes no sólo de la farándula, sino también del gobierno, policía, ejército etc.

De todo esto da cuenta detallada la autora basada en las entrevistas y documentos con que cuenta de fuentes fidedignas; así, por ejemplo, da detalles sobre quiénes asistían a las fiestas y a encuentros en las habitaciones privadas de los capos de las cuales salían las mujeres portando enormes y exclusivas joyas que eran compradas en una de las avenidas importantes de la colonia Polanco de la Ciudad de México.


La fotografía que sirve de portada al libro es el rostro de Emma mostrando por qué ganó a los diecisiete años un concurso de belleza en su estado natal, Sinaloa. Y como ella, algunas mujeres que aparecen nombradas en este libro son bellas y todas en algún momento arregladas por las cirugías que costean los capos.


Y aunque Ninel Conde o Galilea Montijo lo niegan ahora y salen a cuadro en televisión llorando porque juran que no tuvieron ni tienen relación con los señores del narco, los datos y hechos sustentados en el libro las desmienten. Y tanto ellas como las esposas y mujeres -madres de sus múltiples hijos o no- son presentadas en el libro como mujeres maltratadas pese a lo glamoroso que parece su mundo de ensueño y riqueza. Son mujeres usadas y humilladas. Lo increíble es que la mayoría niegan haber establecido relaciones con los capos cuando el monto de sus propiedades y riqueza en general son muestra de lo contrario -como el caso de la que fuera Miss Venezuela y Miss Mundo.



Y lo mismo dirán o pensarán los personajes del poder político de las armas o del dinero: que no existieron tales relaciones. Pero esta es la parte más interesante del libro; leer cómo el sistema político mexicano está infiltrado por el narco, lo mismo que el sistema policial y judicial y el mundo de los empresarios y el dinero. Con este libro podemos constatar cómo se involucraron (en mayor o menor medida) los personajes ya mencionados además de otros como Félix Salgado Macedonio, Manuel Bartlett, Miguel Ángel Osorio Chong, secretarías de seguridad pública y gobernación de Jalisco; ministerios públicos, gobernadores, alcaldes, senadores, diputados, líderes de partidos, miembros del ejército, de la policía, custodios y autoridades carcelarias…


En fin, todos aquellos quienes tienen la obligación de velar por el buen funcionamiento de las instituciones, del sistema político, del sistema partidario, carcelario legalmente establecidos, etc. Y, que hicieron, como reporta Anabel Hernández en este libro, todo por negociar con el narco por ser su prioridad su interés privado importándoles poco el ámbito popular, el ámbito de lo público, se enriquecieron a niveles enormes sin que nadie hasta el día de hoy los juzgue. Por ello resulta chusco saber que frente a una catástrofe que tuvo lugar en el sur del país debido a un huracán, los narcos aportaron buena cantidad de dinero para enviar un tráiler con insumos para aliviar en algo las urgentes necesidades de los afectados y no las “autoridades” a quienes tales asuntos les correspondía resolver.


Por todo lo antes escrito opino que es indispensable la lectura de esta nueva investigación de la escritora Anabel Hernández García porque sin ser un tratado de ciencia política, psicología o sociología devela, como lo hacen esas ciencias cómo funcionan las estructuras políticas del Estado mexicano, sus autoridades, las redes delincuenciales y la mentalidad de algunos mexicanos.


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