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  • Moisés Misael Mitre Mendel

El sentido de la ciencia en una sociedad postradicional

Las sociedades anteriores al concepto de modernidad y, algunas que seguramente siguen manteniéndose al margen de la organización socioeconómica moderna, sustentan su estabilidad en gran medida por la tradición; la cual implica, en un sentido muy general y, entre otras cosas, la solidez de la memoria colectiva. La memoria, al ser un nexo constante con el pasado, necesita ser construida socialmente para que adquiera un significado racional.


Sin embargo, existen otro tipo de nexos con el pasado que no necesariamente implican una tradición, la peculiaridad de ésta es su naturaleza ritual, sin tal condición, no es concebible que exista, ya que el sentido ritual le brinda un carácter de verdad formular y eficacia causal, lo que significa que la practicidad o eficacia del hecho de la tradición, será concebido en un sentido causal, o sea, que no existe un cuestionamiento como tal, al contenido lógico de las acciones implicadas en el ritual de la tradición, sino a lo que éste genera, que es una conexión emocional y moral que asegura la estabilidad del presente, en relación al pasado.


La tradición es centralizada, su fuerza emana de una cosmogonía que es ajena a la participación del hombre, éste no tiene influencia sobre ella y, por lo tanto, sus marcos de acción gravitan en torno a lo que ella dicte. La tradición es, además, la conexión entre pasado−presente, y en una menor medida también con el futuro, en el sentido que se reinterpreta según las necesidades del presente, no se reinterpreta de objetiva y mediante mecanismos de abstracción metódica –como sucede con la ciencia−, sino que se ajusta a las actividades del presente, manteniendo el sentido de la verdad formular. En resumen: La tradición es la vinculación activa e interpretativa de la memoria (el pasado) con la sociedad (presente), y así genera también, una noción de lo que se debería hacer (futuro).

 

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En la sociedad postradicional se desvanece el poder de la tradición como núcleo estructural de la sociedad, ya que la forma de organización general planteada por la modernidad, es el concepto de progreso, o sea, una visión a futuro, sin tomar significativamente en cuenta el pasado, pues para la modernidad el pasado representa un acercamiento a la retrógrada e <<improductiva>> tradición.


La sociedad contemporánea se encuentra en un estadio postradicional, esto se puede notar en el carácter multipolar de los sistemas científicos e institucionales que rigen la mayoría de las opiniones colectivas en la sociedad actual, existe un campo de acción en donde el sujeto de manera relativamente individual tiene que decidir y elegir cuáles son sus acciones, la tradición dictaba qué hacer, ahora se elige lo que se puede hacer.


La elección es el control del tiempo futuro, para regir el presente, en ese sentido,el futuro es el presente, contrario al vínculo del pasado con el presente para poder tener certeza del futuro, que se da en la tradición. En la modernidad, existe un sinfín de fuerzas significadoras, que se encuentran en constante movimiento.


Uno no puede aspirar a tener el mismo tipo de certeza que se tenía con un sistema tradicional, que con el conocimiento científico, porque éste se mantiene en constante cambio, su<<verdad>> procede de sistemas abstractos que no son una vinculación puramente moral y emocional, sino una construcción racional encaminada mayoritariamente a la organización institucional de la modernidad, además de que emana de distintos polos de pensamiento, no es centralizada como la tradición que procede de una sola cosmogonía.

 

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A partir de esta idea, se puede inferir que una sociedad postradicional, aunque con un marco de acción más diverso y descentralizado, es una sociedad compulsiva, atada inevitablemente a su pasado –pues de él forma parte− pero, sin una noción reinterpretativa de él.


Los significados colectivos están determinados por el cálculo y la predisposición a futuro, se haga lo que se haga, tiene que tener poco qué ver con el pasado. Parto de esta idea construida por el sociólogo Anthony Giddens, para hipotetizar el sentido que tiene para la sociedad actual, <<la profesora Ciencia>>.



El anterior enunciado metafórico es lo más parecido a lo que significa la ciencia, en su sentido general, para gran parte de la sociedad actual, no es la madre tierra, ni la madre patria,ni ninguna de esas alusiones al vientre materno, la ciencia es nuestra profesora, nos dice de una manera racional qué hacer y cómo hacerlo, mas no emana la fuerza de pertenencia de una tradición –me reservo el contenido generalizador de mi afirmación, pues en los nichos cientificistas la vida puede ser distinta.


Las profesoras cambian y van “progresando” conforme pasa el tiempo y, crecemos como aprendices de ellas, para dirigirnos a una vida práctica. En cambio, las madres brindan una certeza, la cual no procesamos de manera racional, los regaños que nos hacen, suelen poseer una naturaleza universal casi incuestionable, y si se cuestiona, se filtra a través de un proceso moral de noción de culpa, por parte de los hijos. Aunque, en las últimas generaciones, hemos observado cómo el poder de las figuras de autoridad en la familia, cada vez se van difuminando más, entre derechos humanos y obligaciones cívicas.