- Ángel Dupuy Santiago
La religión y la creencia en dios en el mundo contemporáneo II: Emilio Durkheim

Emilio Durkheim y la religión.
Si con Marx se presenta a menudo un gran entusiasmo en su análisis de la religión, con Emilio Durkheim se da lo contrario. Se le considera el padre del Funcionalismo y, por lo tanto, el principal opositor a Carlos Marx. Sin embargo, al igual que a Marx, son más las tergiversaciones de su teoría que el reconocimiento de su aporte a la Sociología.
PARTE II
En esencia, Durkheim es un verdadero padre de la Sociología, tal y como la conocemos y practicamos hoy en día. Él muestra cómo debe hacerse un verdadero estudio de un fenómeno social y las implicaciones o derivaciones que dicho evento tiene. Sus aportaciones son básicas en lo que conocemos como “Sociología de la Educación” y la “Sociología Jurídica”, por decir lo menos. Su metodología y enfoques nos sirven hoy en día para estudiar cualquier hecho social desde un punto de vista científico, es decir, objetiva y realmente como ese evento se presenta. Su estudio del suicidio es un ejemplo de ello, base también para otros estudios de criminalidad y de problemas sociales.

Durkheim nos mostró cómo hacer sociología en un sentido analítico y explícito, pues gracias a su metodología, por ejemplo, estudiamos y analizamos diversos hechos sociales a partir de las relaciones entre las variables que en él intervienen. Así, en el caso de la religión, encontramos que a mayor escolaridad de la población, hay una menor religiosidad y viceversa. Según la encuesta ya señalada, el 41.4 por ciento de la población con mayor escolaridad se define como NO CREYENTE, mientras que sólo el 5.1 por ciento de la población que carece de escolaridad se considera igualmente no creyente.[14]
[14] Encuesta, op.cit. p. 136.
Asimismo, siguiendo a Beltrán Cely[15], diremos que Emilio Durkheim
“le da a la variable identidad religiosa un alto poder explicativo para comprender la acción humana, en especial para mostrar cómo operan los mecanismos de integración social. Esto, alrededor del análisis del “suicidio egoísta”, en el que se pone en evidencia el mayor grado de cohesión social que se vive en las comunidades católicas frente al mayor grado de individualismo por parte de los protestantes”.
[15] BELTRÁN, Cely, op. cit.pp.77-78.
Así, Durkheim nos muestra el papel que juega la religión en las sociedades, un papel de cohesión, en el caso de la religión católica frente a la protestante. Y de ahí recorrerá el camino del funcionalismo, el papel o función que tiene la religión, principalmente como un mecanismo de solidaridad en la sociedad humana.
Pero es en una obra muy interesante, Las formas elementales de la vida religiosa, de 1912, donde aparece claramente el papel de la religión, dependiendo de su organización. Hay lo que él le llama “las formas elementales -propias de sociedades donde prima la estructura comunitaria, es decir, “la solidaridad mecánica” y “las formas complejas” -desarrolladas en sociedades con una amplia división del trabajo, donde prevalece la “solidaridad orgánica”-, en las cuales se presenta esa forma compleja.

Y siguiendo su metodología funcionalista (recordemos que, para esta concepción, la “definición” de un hecho o de un concepto sociológico, es a partir del papel que juega en la sociedad. Así, si queremos definir, por ejemplo, al estómago, diremos que es un órgano que sirve para esto o aquello, que hace una y otra tarea, etc.). De la misma manera, hace una analogía con la sociedad, pues nos señala que la familia o la escuela, son instituciones sociales que sirven para esto o aquello.
Durkheim nos plantea que la religión es un “hecho social” o, en sus propios términos, “como una ´realidad sui generis´, poniendo de manifiesto que la religión como hecho social es más poderosa que sus practicantes, a quienes se les impone y determina. Esto metodológicamente significa que no se puede comprender el fenómeno religioso acudiendo solamente a las experiencias subjetivas de sus practicantes”[16].
[16] Ídem, p. 78.
Durkheim no relaciona, en principio, la religión con las desigualdades sociales ni unida al poder, sino simplemente habla de la solidaridad o cohesión social como una característica de su naturaleza como institución social. Señala que la religión se refiere a “lo sagrado”, en contraposición a lo profano, pero no necesariamente como simple cuestión de creencia. En las ceremonias religiosas, se busca realzar el sentido de solidaridad del grupo. Por medio de las ceremonias, los individuos se sienten “elevados espiritualmente” y se olvidan de la vida social profana[17].
[17] GIDDENS, op. cit. p. 560.

Durkheim también nos señala una verdad sociológica. En las sociedades más elementales, priva más la religión y ésta permea casi todos los aspectos de la vida social. Conforme la sociedad va evolucionando, el peso de la religión disminuye, y lo mismo sucede con las clases altas y bajas, teniendo mucha más importancia la religión en estas últimas. Aunque en realidad vemos que los extremos se juntan, pues a las clases ricas les gusta que se les asocie con las prácticas religiosas, más por imagen que por su práctica real.
Después, con la evolución del pensamiento científico, la influencia de la religión disminuye y se desvanece. Así, para Durkheim, como para la mayoría de los científicos sociales, la religión será sustituida por otras ideologías:
“Los viejos dioses están muertos”[18], dice.
[18] Ïdem, p. 561.