- Ramón Arturo Sánchez Delgado
El Impacto de la Atención a Alumnos con Discapacidad en Educación Media Superior

Introducción
Llevar a cabo un trabajo de investigación sobre estudiantes con discapacidad en el nivel medio superior, o bachillerato, resulta motivador. Estos alumnos ya no se encuentran en situación del nivel básico, en donde por decreto presidencial se estableció la Educación Especial en el año de 1970, cuando se crea la Dirección General de Educación Especial, que otorga también la oportunidad a los maestros para especializarse en este ramo.
Sin embargo, oficialmente no se atendía el nivel medio superior para alumnos con discapacidad, hasta que en el año 2008, la Secretaría de Educación Pública aprobó el proyecto de abrir el bachillerato no escolarizado para alumnos con discapacidad (BNED), el cual desemboca finalmente en la apertura de los Centros de Atención para Estudiantes con Discapacidad (CAED).
En el año 2009 se abrieron los primeros Centros en el país, correspondiendo dos de ellos al Estado de Chihuahua, uno en la capital del Estado, específicamente dentro del espacio del CBTIS 122, y otro en Ciudad Juárez, en el CETIS 61.
El trabajo es motivador porque observa que si los estudiantes “normales” ejercen cierto esfuerzo para realizar sus estudios, los alumnos con discapacidad hacen el doble de esfuerzo para lo mismo, es también motivador porque se trata de una investigación cualitativa que depende en gran parte de la observación y de las entrevistas.

Fue muy interesante escuchar las respuestas a las entrevistas hechas, según la muestra, tanto a alumnos actuales, como a los padres de familia y a los alumnos graduados, que conforman los tres grupos involucrados en el funcionamiento del CAED en el CBTIS 122, así como entrevistas hechas al personal (asesores) y la Coordinadora del Centro.
La pregunta central para desempeñar la investigación es: ¿Qué impacto ha tenido el Centro de Atención para Estudiantes con Discapacidad, ubicado en el CBTIS 122, en los alumnos atendidos de Educación Media Superior?
Con respecto a la justificación, hay información que en México existe un sector de población con capacidades diferentes, que suma la cantidad de 5 millones 739 mil 270, entre un total de 110 millones de mexicanos, lo que representa el 5.1% de la población total, según el censo 2010 del INEGI. Habría que considerar a cuántos de ellos se les otorgará la oportunidad de hacer estudios de bachillerato. (El INEGI no proporciona datos más actuales; en el Intercensal del 2015 el tema de discapacidad, así como otros no están considerados).

En cuanto a la política pública que generó el inicio de la atención a estudiantes con discapacidad en el nivel medio superior, se sabe que muy al principio un personaje que influyó bastante en la gestión fue don Gilberto Rincón Gallardo, durante el régimen del presidente Vicente Fox Quezada (2000-2006). Rincón Gallardo tenía buena amistad con el presidente Fox y le solicitó la aprobación del programa, el cual fue aprobado por el mismo.
Sin embargo, fue hasta el año 2009 que comenzó la operación de estos Centros CAED. En ese año se abrieron 46 CAED; en el 2013 iniciaron operación 54 más, y luego en el 2014 se implementaron 100 Centros más distribuidos en la República Mexicana (Manual para la Operación del CAED, 2014, p. 2).
Los CAED se conforman de una plantilla de 6 personas: un responsable del Centro, un auxiliar y cuatro asesores académicos, uno por campo de conocimiento (comunicación, matemáticas, histórico-social y ciencias experimentales).
Los Centros dependen del recurso que la Subsecretaría de Educación Media Superior (SEMS) otorga a los planteles de las Direcciones correspondientes y es administrado por éstos, y es responsabilidad del área administrativa del plantel ejercer el recurso en las necesidades del Centro (pago de asesores, material didáctico, cursos de capacitación, etc.).

Los procesos de inscripción, solicitud y aplicación de exámenes, así como certificación son los mismos de la Preparatoria Abierta y se trabaja el mismo Plan de Estudios, el cual es coordinado por la DGB (Dirección General de Bachillerato).
De manera ya más formalizada el 19 de diciembre de 2013 el Secretario de Educación Pública, Lic. Emilio Chuayffet Chemor, expide el Acuerdo 711 por el que se emiten las Reglas de Operación del Programa para la Inclusión y la Equidad Educativa, el cual se publica en el Diario Oficial de la Federación el 4 de febrero de 2015.
De acuerdo con la Clasificación Internacional del Funcionamiento de la Discapacidad y de la Salud, presentada en 2001, las personas con discapacidad “son aquellas que tienen una o más deficiencias físicas, mentales, intelectuales o sensoriales y que al interactuar con distintos ambientes del entorno social pueden impedir su participación plena y efectiva en igualdad de condiciones a los demás” (INEGI, 2010).
Sin embargo, hay personas que se han distinguido admirablemente, aún con su condición de discapacidad. Un ejemplo notable lo encontramos en don Gilberto Rincón Gallardo, político sobresaliente de izquierda, que logró fundar y ser presidente del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación, organismo que representa un avance importante a favor de las personas con capacidades diferentes.

En México se están haciendo esfuerzos desde el año 2001, en que se organizó la Comisión Ciudadana de Estudios contra la Discriminación (después Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación), con el objeto de eliminarla. La discapacidad en muchos mexicanos es una realidad, pero todavía nos falta aprender a ser respetuosos de sus derechos y no ignorarlos ni despreciarlos por su condición.
La atención educativa a personas con discapacidad en su proceso histórico
Uno de los principales autores que tratan este aspecto es Francisco Larroyo, en su texto Historia General de la Pedagogía (1982, 19ª. Edición, Porrúa). Expone que dicha atención comienza en el contexto de una educación popular moderna, impulsada por Juan Enrique Pestalozzi, nacido en Zurich, ciudad del norte de Suiza en 1746, y quien se proponía como proyecto fundar “una escuela para todos”.
En el capítulo V de la séptima parte del libro, inciso 8, Larroyo se refiere a “La pedagogía del cuidado social y la educación de los ciegos (Braille), sordomudos ( Heinecke), inválidos y anormales mentales (Itard)”. Ya para 1784 Valentín Hauy utiliza letras de relieve en su institución de enseñanza para ciegos.
En 1804 el Consejal Klein, en Viena, funda un asilo para ciegos, y la genial escritura de seis puntos hace posible el acceso de los ciegos a la cultura general escrita. Se debe a un invento del ciego francés Braille. “El procedimiento de Luis Braille (1809 – 1852) consiste en seis perforaciones puntiformes tangibles y próximas entre sí. Según las variadas colocaciones de estos seis puntos, pueden ser representadas todas las letras del alfabeto, los signos ortográficos, las cifras numéricas, las notas musicales”. Al tactar por encima de las figuras formadas con los seis puntos, se puede leer lo escrito en papel apropiado.