top of page
  • Teresa Carreón

En la búsqueda de una nueva visión de la conquista

La conmemoración de los 500 años de la caída de Tenochtitlan ha traído como consecuencia viejas discusiones acerca de la “leyenda negra” o la “rosa”; o que debido a la intervención de los españoles se inició el mestizaje y por ello, ya perdimos mucho de nuestro perfil indígena; o que como los aztecas estaban encerrados en sí mismos, los conquistadores vinieron a traernos la luz de occidente por lo que debemos estar agradecidos por ello; de la inevitabilidad del “encuentro” y que cuanto antes en el proceso histórico ocurriera, mucho mejor; que la presencia de España a partir de entonces, se ha desarrollado con mucha naturalidad. Éstas y muchas más razones hemos escuchado y leído de voces de personajes de diversa extracción académica, étnica y social.

Rememorar los acontecimientos históricos se puede hacer en cualquier tiempo y es completamente válido, pero hacerlo precisamente en este momento histórico cobra un relieve muy importante: hoy más que nunca en la historia de nuestro país la contienda de las discusiones se ha abierto a tal grado que el tono lo ha dado un acendrado racismo que se sabía de su existencia pero no había salido a la superficie de manera tan clara.


Existe una parte de la población mexicana muy orgullosa de la herencia hispana y en el debate emplea tal argumento como si por ese solo hecho, fuera poseedor de la verdad absoluta, inamovible, incuestionable, blanca, castellana.


También hay quienes llevan a cabo la defensa de sus argumentos desde la línea que pondera “las verdaderas raíces de este pueblo”, señalando que defender todo lo indígena es lo correcto. Pero se desconoce la verdadera historia. Porque quien afirme que en este país la enseñanza de la historia de la época prehispánica se hace de manera profunda y seria, miente.


Nuestra historia, como la del pueblo azteca, mexica, está llena de mitos que con el paso del tiempo se han llegado a creer como si hubieran ocurrido exactamente como nos han sido narrados. Pero debemos reconocer que en gran parte de los hechos históricos contados en los libros de texto, los académicos de educación básica, secundaria y hasta superior, hacen gala de vacíos y falsas informaciones.


La gran parte de lo que hasta la fecha se sabe de la llegada de los españoles a las costas de lo que ahora conocemos como Veracruz, ha sido extraído de lo que Hernán Cortés escribió en sus Cartas de Relación al rey Carlos V, y debemos tener presente que Cortés salió de Cuba sin la completa autorización del entonces gobernador de esa isla, Diego Velázquez y se propuso contar la maravillosa misión de “rescate y colonización” que estaba emprendiendo, para cubrir su desobediencia.



Entonces, la información que plasmó en todos los documentos que el conquistador escribió, no se apegaron a la verdad de los acontecimientos. O como afirma categórico Federico Navarrete:


“la idea de la victoria absoluta de los españoles en 1521 no es más que una versión parcial e interesada, inventada por el propio Hernán Cortés para ensalzar y exagerar su propio papel en los eventos y que ha sido repetida por los partidarios de la <<visión colonialista>> desde entonces.”

(Navarrete, Federico. ‘¿Quién conquistó México?’, Editorial Debate. México, 2019. Página 11).

Otra de las fuentes más frecuentadas es Francisco López de Gómara, confesor de Hernán Cortés que fungió como cronista de la invasión española sin haber puesto un pie en este continente. Lo que supo fue por boca del mismo Cortés. De él atribuiría


“de los contenidos polémicos, que favorecen desmedidamente a Hernán Cortés”,

Como lo señala Eduardo Luis Feher, profesor de la Facultad de Derecho de la UNAM y director de la Revista de la Facultad de Derecho de México (en “López de Gómara, El Misterioso Cronista de la Conquista de México. Feher Trenschiner, Eduardo Luis. López de Gómara, ‘El misterioso cronista de la conquista de México’. Revista de la Facultad de Derecho de México, v. 63, n. 260, p. 241-262, jun. 2017. ISSN 2448-8933. Disponible en: <http://www.revistas.unam.mx/index.php/rfdm/article/view/60704/53582>. Fecha de consulta: 10 agosto 2021).




Actualmente sabemos que los conquistadores exageraban sus méritos para poder ser congraciados con premios y títulos de nobleza por parte de la corona española.

Otra fuente imprescindible en que basamos nuestros conocimientos sobre esa importante etapa de nuestra historia proviene de la “Historia verdadera de la conquista de la Nueva España”, escrita por Bernal Díaz del Castillo, soldado español que viajó en las dos incursiones previas a la de Cortés y que vivió en carne propia los hechos de la invasión a tierras aztecas.


Sus relatos los escribió cuarenta años después de haberlos presenciado, como recuento de memorias de guerra y además, para corregir lo que él consideró impreciso de lo escrito por López de Gómara.


Para el caso de Díaz del Castillo, hay que señalar que


“Christian Duverger estaba convencido de que Díaz presenció muy poco de lo que aseguró haber visto...”

(en Restall, Matthew. “Cuando Moctezuma conoció a Cortés”. Editorial Taurus, México 2019, Página 32).



Ésas son las fuentes que son ampliamente consultadas y cuya visión resalta de forma destacada la óptica de los vencedores.


Por otro lado, está la que divulga la “Visión de los vencidos”, que son las crónicas indígenas de la conquista traducidas del náhuatl al español y compiladas hace 50 años por Miguel León Portilla, filósofo, historiador y antropólogo, experto en el pensamiento y la cultura náhuatl, quien encontró en esos relatos una primera y original voz que exclama


“y todo esto pasó con nosotros, nosotros lo vimos, nosotros lo admiramos, con esta lamentosa y triste suerte nos vimos angustiados”.