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  • Karla Montserrat Bedolla Ponce

Una reflexión sobre la discriminación hacia la comunidad trans en México.



La única constante es el cambio. Nada es estático, mucho menos en la época de la posmodernidad, la cual tiene como principal característica tener a las sociedades más complejas que ha habido desde el inicio de la historia humana, en gran parte, gracias al fácil e inmediato acceso a la información que posemos, al grado de que prácticamente es imposible abstenerse de opinar sobre algún tema en tendencia y al poco tiempo no considerarse un experto tras una vaga y mediocre investigación, reproduciendo la ignorancia y perpetuando, a veces de forma inconsciente, conductas violentas desde la virtualidad hasta la cotidianidad.  


Como individuo, nuestro criterio de acción estará sujeto a la identificación con el otro, es decir, si me identifico con el otro actuaré en favor de sus intereses porque me da un sentido de pertenencia y un “apellido”. Cuando somos parte de una identidad colectiva, atribuimos a nuestras actuales preferencias una continuidad y adquirimos la capacidad de predecir las expectativas y preferencias que deseamos sean satisfechas en un futuro, reafirmando al mismo tiempo, nuestra propia identidad individual. Pero ¿qué sucede cuando estas son negadas por la sociedad y sus instituciones, quienes son el principal mecanismo de normalización?



En el año 2021, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) realizó la Encuesta Nacional sobre Diversidad Sexual y de Género (ENDISEG) con el propósito de conocer las características, en materia de orientación sexual e identidad de género, de la población de 15 años y más en el país. De este modo, se pudo contabilizar a la población perteneciente a la comunidad trans, en otras palabras, todas aquellas personas con identidad de género que no entrarán dentro de la normativa social.


Ahora, de acuerdo con los datos recabados de la ENDISEG, del total de la población en el país, el 0.9% pertenece a dicha comunidad, es decir, más de 908 mil personas se identifican dentro de esta categoría, incluyendo a los no binario, género fluido, agénero, queer, etc.



Antes de continuar, debemos establecer una diferencia crucial entre dos términos; comenzando por la orientación sexual, la cual se refiere a


“la capacidad que tiene una persona de sentirse atraída, romántica o sexualmente hacia mujeres, hombres, personas de ambos sexos u otros; o de no sentirse atraída” .

Por otra parte, la identidad de género es


“la manera en que cada persona, a partir de su forma de ser, pensar, sentir y actuar se considera a sí misma como hombre, mujer u otro género y puede corresponder o no con su sexo de nacimiento.” .

Aclarado esto, podemos afirmar que la primera no tiene relación directa con la segunda, pero el desconocimiento de sus diferencias ha generado confusión y desinformación sobre el tema, reflejadas principalmente en los medios de comunicación masiva.


La representación de las mujeres trans en el cine y la televisión va desde la burla de la feminidad hasta el establecimiento de un “modelo tradicional” que encaje con la heteronormativa, reforzando, a su vez, estereotipos patriarcales.


Por ejemplo, en algunas películas, hombres cisgénero (aquellas personas que se identifican con el sexo asignado al nacer) interpretan a una mujer trans como trabajadora sexual que es víctima de una muerte aterradora, transmitiendo mensajes de intimidación en vez de los motivos sociales relacionados a la continua violencia sistemática que viven.


En el caso de los hombres trans, son comúnmente asociados con el estereotipo de “machorra” o “traidores del feminismo” porque se asocian como parte de la comunidad lésbica, lo cual, por supuesto es posible, pero no tiene una relación directa con su identidad de género como ya lo hemos establecido en el párrafo anterior.


Esta mala representación tiene una enorme influencia en la audiencia trans, sobre todo en las infancias, porque afecta el cómo se ven a sí mismos, interiorizando que su identidad como no es algo aceptado por la sociedad. De hecho, otro dato que revela la ENDISEG, es que un 62.4% de población trans en México respondió que se dio cuenta de que su forma de ser o actuar no correspondía con su sexo biológico o de nacimiento durante su primera infancia, es decir, antes de los 7 años.



Hasta hace menos de 30 años comenzaron a surgir los primeros grupos y asociaciones legalmente constituidas a favor de los derechos de la comunidad trans, y fue hasta el año 2008 que, en la Ciudad de México, se modificó el código civil para reconocer la identidad de género en las actas de nacimiento, sin embargo, este derecho era casi inaccesible, ya queúnicamente se otorgaba por medio de un costoso juicio y arbitrarios procesos burocráticos y discriminatorios donde se pedía una evaluación psicológica que diagnosticará disforia de género así como una evaluación médica sobre las modificaciones corporales para su reconocimiento jurídico.


A pesar de que, actualmente cambiar legalmente de género es más fácil, aún no se contempla a las infancias trans y solo se limita a 19 estados de la república.


La comunidad LGBT+ es uno de los principales grupos vulnerables que presentan múltiples barreras en el acceso a la salud al ser discriminada y estigmatizada desde la década de los años 80´s con la aparición del Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH/SIDA), siendo la población más afectada por esta enfermedad.



Aunque ha habido grandes avances en materia de prevención de esta última, el tratamiento hormonal y la cirugía para cambio de sexo no es accesible para toda la comunidad trans, debido a que estas no son cubiertas por los seguros médicos y son altamente costosas, además de que responden a las imposiciones de los estereotipos heteropatriarcales.


En el año 2014, la productora y reconocida actriz trans estadounidense, Laverne Cox mencionó en una entrevista que:


La preocupación por la transición con la cirugía cosifica a las personas trans y evita que hablemos de sus experiencias reales. La realidad de las personas trans es que a menudo nos violentan. Nos discriminan mucho más que al resto de la comunidad y el enfoque en la transición no nos permite hablar de eso.

Si bien, existe cierto tabú sobre el tema, estas preguntas y reflexiones para un mayor entendimiento deben darse desde el respeto y no por morbo, como fue el caso de esta entrevista, por ello Cox nos dice que que las personas trans no le deben explicaciones a la sociedad sobre que genitales poseen.


Existen mujeres con pene y hombres con vagina que no están, ni estarán, dentro de los estereotipos tradicionales, y esto no los hace más ni menos trans. De igual forma,Kenya Cuevas, reconocida activista trans en el país, habla al respecto sobre este tema diciendo que


“no por el hecho de que a mí no me guste vestir con vestido, zapatillas, medias, uñas largas, maquillaje, pestañas, voy a ser menos mujer. Somos mujeres y por eso nos damos el valor, por ser seres humanos”.

El género fluido, queer y no binario, son nuevas propuestas que rompen con el paradigma sobre la concepción tradicional del género, revelan que se ha categorizado e impuesto la manera de vestir, hablar,oler, comportarse, pensar e incluso sentir a través de una supuesta imposición biológica y que actualmente existe una reconfiguración social que nos hace cuestionarla. Por ello, el estudio de este hecho social debe tener en cuenta no solo abarca la subjetividad y autopercepción del individuo para su autoidentificación, sino también su contexto histórico, social, cultural y económico.


La historia de Kenya Cuevas podemos escucharla en el episodio titulado “Ser mujer trans: adversidad y resiliencia con Kenya Cuevas” en el podcast: Mas allá del Rosa, y en él nos relata que se salió de casa por la violencia y discriminación intrafamiliar que vivía; sin educación y analfabeta, solventó sus gastos por medio del trabajo sexual; sin acceso a la salud ni a una calidad de vida digna, fue orillada al uso de sustancias psicoactivas y posteriormente, víctima de abuso policial que le arrebato su libertad al ser encarcelada injustamente.



Allí encontró una comunidad trans que defendió ante el desinterés de la salud pública sobre de la pandemia del VIH y la impulsó a convertirse en una promotora de su prevención y crear la fundación; La Casa de las Muñecas Tiresias.  


Una estadística alarmante hecha por el proyecto de investigación Monitoreo de Personas Trans Asesinadas (TMM) realizado por la organización Transgender Europe en el año 2022, revela que México ocupa el segundo lugar a nivel Latinoamérica, con 56 asesinatos de personas trans.


El estudio igualmente nos revela que la ocupación o fuente de ingreso de la mayoría de las personas trans asesinadas era trabajador sexual y que mayormente este crimen ocurría en la calle. Estos últimos datos cobran mayor importancia cuando conocemos el caso del transfeminicidio de Paola Buenrostro por parte de un ex militar, el cual fue encontrado infraganti.



Kenya, además de ser testigo del asesinato de su amiga,afirma que el transfeminicida sigue libre hasta la fecha como consecuencia de la corrupción que hubo en el caso, en vista de que Paola además de ser una mujer trans, provenía de una comunidad indígena y era trabajadora sexual.


Gracias a testimonios como el de Kenya, podemos comprender la importancia del respeto y la seguridad jurídica para evitar la marginalización de la comunidad trans a través de la violencia estructural y sistemática continuamente reproducida, porque al no haber discriminación o acoso en el área laboral y educativa, tienen acceso a una buena educación y un buen empleo, así como la seguridad de poder denunciar una agresión o un crimen sin el miedo desufrir rechazo, intimidación, exhibición y/o humillación por parte de las autoridades.


La creación de espacios seguros, su nombramiento y reconocimiento social son cada día mayores, pero aún queda mucho por hacer. Kenya Cuevas tuvo que usar la manifestación social y la actuación política como instrumento para el reconocimiento jurídico del transfeminicidio, dándole un objetivo al movimiento trans para transformar el sistema y construir una realidad alternativa por medio de la institucionalización. Pero es nuestro deber recordar que no solo porque un problema no nos involucre no le resta importancia y que la indiferencia puede ser perversa. Si bien, la digna representación de las identidades disidentes permite la autoidentificación desde la infancia, esto es solo una vía para fomentar el respeto y normalización para la eventual recuperación de los derechos que les han sido arrebatados.

 

REFERENCIAS

BLANCO, M. R. (1996). El concepto de movimiento social: acción, identidad y sentido. Última década, 4(5), 9-46.

FEDER, S. (2020). Disclosure: Trans Lives on Screen. [Documental]. Disclosure

Films, Bow and Arrow Entertainment.

FERNÁNDEZ, J. (Host). (2022, Noviembre 28). Ser mujer trans: adversidad y resiliencia con Kenya Cuevas. (39). [Episodio de Audio Podcast]. En Más Allá del Rosa. Obtenido de  https://open.spotify.com/episode/13TEhkglzSjp7HqWoM1fgJ

INSTITUTO NACIONAL DE ESTADÍSTICA Y GEOGRAFÍA. Comunicado de prensa número 340/22. Encuesta Nacional sobre Diversidad Sexual y de Género (ENDISEG) 202. (2021). Consultada el 10 de diciembre de 2022 en:https://www.inegi.org.mx/contenidos/saladeprensa/boletines/2022/endiseg/Resul_Endiseg21.pdf

MEJÍA, V. (2022). Ahora que estamos juntxs, ahora que sí nos ven: ¡A echarle kilos a la ley! Coordinación para la Igualdad de Género UNAM. Consultado el 13 de diciembre de 2022 en:https://coordinaciongenero.unam.mx/2022/03/ahora-que-estamos-juntxs-ahora-que-si-nos-ven-a-echarle-kilos-a-la-ley/

Transgender Europe. TvT TMM Update • Trans Day of Remembrance 2022. (2022) Consultada el 18 de diciembre de 2022 en: https://transrespect.org/wp-content/uploads/2022/11/TvT_TMM_TDoR2022_Table.pdf

VERA, A., VÁZQUEZ, D. & GARCÍA, L. “El movimiento trans en México. Una mirada desde Almas Cautivas”. Almas Cautivas. (2017). Obtenido de:https://almascautivasorg.files.wordpress.com/2017/09/el-movimiento-trans-en-mc3a9xico-una-mirada-desde-almas-cautivas1.pdf

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