Tiempos modernos
- Marco Antonio Hernández Aguilar
- 11 jul
- 3 Min. de lectura

El sol en su cenit iluminaba la cabeza del General. Estoico, sobre su fiel corcel, sonreía ante el horizonte, en esa plaza ajena, en ese lugar tan pulcro que contrastaba con lo desaliñado de su barba.
Estoico, como si el tiempo se reinventara a sí mismo, un símbolo de esperanza envuelto en nubes de polvo que cubrían, como grandes zarapes, el paisaje desértico.
El viento cruzaba palmo a palmo el pueblo en ráfagas que sonaban como un llanto entre las ramas de los árboles, como una premonición, un lamento perpetuo que ha viajado kilómetros para encontrarse ante la traición.
Aquella gigantesca estatua de cobre ensombrecía la explanada. Conmemoraba la muerte del General, disfrazaba el luto de celebración, así como la Revolución se disfrazó de resiliencia.
– La revolución espera a ser teorizada en un café de alguna cadena gringa, al sabor de un caramel macciatto con leche deslactosada light.
—¿Acaso no pudimos hacer cierto el ideal?
—Quizás morimos en el intento.
—Al menos morimos de pie.
—No lo creo, tan sólo pusimos de pie a la clase capitalista. Por eso sus calles llevan nuestro nombre y tenemos monumentos en sus plazuelas.
—Nuestra sangre eliminó la esperanza de un nuevo futuro.
—Nuestra obra quedó inconclusa, por eso la Revolución se representa con un monumento inconcluso, algo que no fue porque no sabíamos a dónde íbamos.
—Retórica.
—Más bien folclórica.
—Como el capital cuidando su futuro con estrategias ESG.
—Reduzca su huella de carbono. Estamos a un grado centígrado del estallido social.
—No seamos ingenuos. Han sido despojados de su conciencia de clase, falsamente encumbrados en un mundo a meses sin intereses en el que asumen su papel hipócrita.
Las calles laberínticas de Parral fungían como el mausoleo del General. La Prieta ya no daba oro ni plata, se había vuelto un fantasma como el mismo pueblo. La esperanza yacía en el futuro, tan lejana que el tiempo perdía el sentido humano en cada gota de agua evaporada.
El futuro, esa idea tan ambigua de nuestra permanencia y hegemonía, se había transformado en inteligencia artificial.
El General imagina, ¿habría salido la Revolución de Twitter "x"? ¿Cuántos seguidores tendría la División del Norte en su perfil de instagram? ¿Cuál sería su biografía en Facebook? ¿Cuáles serían los ODS que guiarían su visión y su misión (sumisión)?
¿Habría de decosntruirse para mantener su liderazgo? ¿Acaso sería considero un woke?
Montó su corcel dando vueltas en el país del eterno retorno, esperando no ser reclutado por alguna organización criminal o terminar en una fosa clandestina.
¿Qué pasará cuando la general lea "Los de abajo" y se de cuenta que su lucha es una pálida imitación del mito Sísifo?
Astro rey, consumiéndose por dentro para dar luz a quienes lo orbitan. En cada tormenta encuentra una ráfaga de asistencia a la razón. La vuelta al estado de naturaleza, la ley del más fuerte, rondando la idea de reformar el contrato social.
– Nos carranciaron, mano.
– El manco nos deslactosó la Revolución.
– Ya el maistro le dio su lección, terminó explotando en la bombilla.
– Haiga sido como haiga sido, usted sabe.
– ¿Qué pasará ahora?
– Esperemos el futuro.
– Pero qué tanto debe transformarse el poder.
– A más no poder.
– Uno, dos, tres...
– ¿La cuarta es la vencida?
– No se me pandee mi general, oigo ladrar los perros.
– Jijos del maíz, ideólogos eurocentristas.
– La lucha es epistemológica...
– Y metodológica.
– No se puede una cosa sin la otra, mano.
– Como quien dice, no quiera correr sin antes aprender a caminar.
– Como quien dice lo que no dice, para decirlo todo.
– Misterio número uno, de la sagrada Revolución Mexicana.
– Art. 27 Constitucional.
– La tierra es de quién la trabaja, compadre.
– Ahí sí depende del comisariado ejidal.
– Usos y costumbres.
– Acostúmbrese a no ser usado.
–Tan tan...
El sol en su cenit iluminaba la cabeza del General. Su traje de bronce le cubría del polvo. Estático en el tiempo, en el torbellino de los pecados cometidos y las imprudencias perdonadas, yace ante sí mismo.
– Nos carrancearon la Revolución. Nos untaron en los labios gustos pequeñoburgueses, para que nos relamiéramos los bigotes aspirando a ser quienes nunca seremos.
Tiempos modernos. El General escribe un prompt a ChatGPT:
Eres un revolucionario de 1910, necesitas adaptar tus postulados a la sociedad actual. Genera una propuesta en bulllets…
Del autor:
Marco Antonio Hernández es politólogo y escritor. Ha publicado cuentos y microrrelatos en diversas revistas nacionales.
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