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  • Jorge A. González

No es el qué, es el cómo

Cómo. Es la palabra que siempre hace falta en los discursos políticos. Si usted pone atención, la verborrea política se centra en el qué, más no en el cómo. Hay muchas palabras utilizables como discurso, el lenguaje es infinito. Y cuando el lenguaje encaja bien con el don de la palabra, existe un elemento a favor del aspirante. En política no sólo basta con hablar bien, es indispensable ritmo, elocuencia y congruencia.

Otro factor es el contendido, porque no siempre se puede ser buen orador sin algo importante que decir. Pero regresando al punto, al final, todos esos atributos se quedan en palabras al viento. Si analizamos un discurso durante un mitin, vamos a escuchar algo de manera constante. En todos los sitios en donde se pare un candidato, conjugará los verbos en el futuro simple. Yo trabajaré, promoveré, impulsaré, solucionaré, alcanzaré, conseguiré, lograré, etcétera.

Y tal y como se define la conjugación, para un candidato es simple prometer. Y como dice el dicho, prometer no empobrece, pero le añadiría: no cumplir, es lo que aniquila. El lapso de campaña es un estado de confort para los aspirantes, están en la posición de hacer castillos en el aire. Y dicha posición es permisible, y es válido dentro del marco de la ley electoral.

Recordemos que hablamos de una etapa de convencimiento a la sociedad de votar por sus propuestas. Y como se está en una fase de proponer, pues se puede vender hasta la luna y las estrellas. Y muchas veces se ha logrado; muchos años se ha creído, millones de veces se ha confiado. Escuchamos propuesta en un imaginario abstracto que pueden sonar convincentes pero no realizables. Y en todas estas promesas de campaña está esa palabra mágica, el futuro simple: realizaré.

Si somos una sociedad educada por las novelas, por los reality shows, por los programas de Laura Bozo, por el entretenimiento, qué podemos esperar. Y por otro lado, somos una sociedad apática, poco participativa, que ve de lejos, que se acostumbra y que se conforma. No obstante, si a esto le agregamos que no estamos informados, leídos, preparados, que no analizamos y ocupamos nuestro sentido común, perdemos la brújula.

Si una sociedad está en esta posición, la balanza se inclinará hacia la ignorancia, la incredulidad, el fanatismo; el creer por creer sin usar la razón nos lleva al fracaso como país. Cuando usted esté frente a un candidato de cualquier partido y que busca cualquier posición, haga lo siguiente. No le pregunte qué hará, eso se lo dirá sin problema alguno, pregúntele cómo lo hará. Tal vez le de una respuesta, pero lo verdaderamente importante es saber -a partir de su criterios y conocimiento- si eso que le promete es realizable o no.

Nos leemos hasta la próxima. Redes: Fan Page: Jorge Glezz, Instagram y twitter: Jorge Glezz75.

 

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