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  • Elisa G. Cuevas Landero

Reseña comentada sobre la novela Eterno Retorno de Horacio Saavedra

Saavedra, Horacio (2014). Eterno Retorno. México: Endira.



El autor de esta mágica novela es un escritor muy joven; actualmente tiene veintiséis años y su primer poema lo escribió alrededor de los trece. Hasta el momento ha publicado dieciséis libros de poesía y una novela. Está escribiendo otra que seguramente pronto veremos publicada. La profundidad de sus poemas y de la presente novela llama la atención precisamente por la edad tan corta del autor, lo cual nos haría suponer que su experiencia de vida también lo es y, en consecuencia, ello limitaría el contenido de sus obras; pero créanme que no es así.


Por ello he escrito esta reseña para invitar al público a leer su ya vasta obra y, en especial, Eterno Retorno, que les hará ilusionarse con la reencarnación y el eterno retorno a la vida y con el amor único. Conocí al maestro durante los cursos que impartió sobre Literatura y política en la Universidad Nacional Autónoma de México en la Facultad de Estudios Superiores Acatlán y, a partir de entonces, comencé a apreciar su obra.

Lo primero que me sorprendió al leer al maestro Horacio fue lo bien escrito y aparentemente fácil de su prosa; así como sus varios libros que contienen una exquisita, sentida, profunda, ilustrada y bella poesía; sin contar esta inusitada y honda novela.


Entre otros, un rasgo importante de Eterno Retorno radica en el sencillo, pero nutrido lenguaje que el autor utiliza en su factura; así como lo ilustrado de algunos pasajes que lo mismo develan conocimientos de historia nacional y universal, que de política y de activismo social; sin contar con la contraposición de valores que pone al lector frente a sensibles reflexiones sobre lo que expresan los poemas, las cartas insertas o los diálogos que los personajes de la novela ponen en cuestión.


Esta novela pertenece al género llamado realismo mágico,por lo que algunos de los siguientes elementos están presentes en ésta y otras novelas caracterizadas así (como,por ejemplo, algunas de Gabriel García Márquez o de Isabel Allende).


Enumero sólo cinco de sus rasgos sobresalientes:la presencia de lo sensorial como parte esencial de la percepción de la realidad; la presencia de elementos fantásticos,mágicos y misteriosos como parte del entorno natural de los personajes; el mito y la leyenda como antecedentes de la historia contada; aunque pudieran ser hechos reales,éstos, siempre tienen una connotación fantástica; y, por último,los personajes son determinados en sus “actos” por el destino, la magia, o la fatalidad.


La novela de nuestro sensible e inteligente escritor, contiene dichos elementos y posee rasgos de otros géneros literarios como son el epistolar, la poesía, el fatalismo –en especial, el amoroso– y el suspenso, que la enriquecen notablemente.


El romanticismo también está presente en la novela,aunque no es un romanticismo decimonónico, pues en lugar de vestidos de telas vaporosas, una de las damas, por ejemplo, porta un traje de terciopelo color carmín (es decir,rojo encendido); en lugar de damas frágiles, aparecen mujeres de una cierta fortaleza que las aleja del estereotipo de la dama lánguida; las mujeres retozan con los caballeros y no sólo se toman de las manos y suspiran, a la luz de la luna;las bodas no se realizan, ni legal, ni socialmente, sólo se hacen ante Dios y ante el padre muerto, como cuando Esteban dice a Carolina en el momento que se están separando y le entrega el anillo de su padre:


Pórtalo, Carolina, porque estoy seguro de que ante los ojos de Dios y de los de mi padre, que están ambos en el cielo, estamos casados ya. Te amo... (p. 114–115).


En esta historia también hay tragedia: el amor, incompleto o fallido de la mayoría de las parejas –que en realidad son una sola−; pero también hay hechos de sangre, no sólo por las muertes trágicas, sino por la sangre de parto que corre por los jardines y que da lugar al crecimiento de un ciruelo y a un aroma exquisito, en los atardeceres, a la casa de ventanas abiertas; de mujeres que poseen aroma a narciso, azucenas, nenúfares o cempasúchil.


De hombres premiados con el amor, pero también castigados por no haber luchado lo suficiente por el que les correspondía; destino, fatalidad y fuerza que se imponen ante los débiles −o incluso fuertes−, sentimientos de los protagonistas; profecías benditas, pero también malditas; aves de mal, pero también de buen agüero; supersticiones y predicciones; fantasmas que anuncian dichas y desdichas (la niña Carolina “sufrirá mucho”, reza una de las premoniciones, p. 40); fantasmas que deambulan por la casa y que asisten a la boda; aceites y aromas de flores que inundan la atmósfera, etc.

Es una novela, que recurre a los mitos y a una leyenda fundacional para anclar históricamente la relación amorosa que se repite cíclicamente a través de varias reencarnaciones de los personajes centrales. Es una novela ilustrada que invoca algunos eventos históricos (notas muy bien insertadas en el desarrollo de la novela, sin que le pese al lector su repaso); de sucesos políticos e ideológicos al hacer que los personajes se manifiesten en contra del absolutismo o que algunos posean incluso rasgos antigobiernistas.

La discriminación social y, la inequidad de género, son temas también presentes en la obra: aunque de una forma muy ligera, no dejan de abordarse. También es una novela que muestra gran sensibilidad hacia el género femenino, pues son las damas quienes se en mujeresde las generaciones posteriores; de heredar consejos para tener una vida superior; de vaticinar sobre el encuentro¡por fin!, de los amantes en el siglo XX; de informar sobre los anillos que sellarían la unión y la fusión de la pareja;de comunicar sobre la herencia de las casas, de la fortuna delos De León, etcétera.


Las mujeres, por otro lado, no son sobrevaloradas;el autor no permite que se interprete que sólo las mujeres trabajan o sufren, pues, desde las primeras páginas,señala el narrador, que tanto hombres, como mujeres,experimentan igualdad en cuanto al sufrimiento, por ejemplo,al hacerse la insinuación de que sólo las mujeres sufren.

Asimismo, para no idealizar la belleza femenina, se describe a una peculiar protagonista llamada Virginia. La presencia de las mujeres, ¡todas fantasmas!, en la boda que, ¡por fin!,se realiza entre Cristina y Emmanuel es otra de las manifestaciones de la sensibilidad o predilección que hay por la mujer en la novela. Y, la metáfora más bella que encuentro es la de identificar a las mujeres con una flor y un aroma.


La narración sobre el ciruelo y los aceites que inundan incluso la casa cuando llueve es verdaderamente hermosa, pues hace patente la presencia de los espíritus de las mujeres que habitaron y habitan las casas de España y de México.La peculiaridad de esta novela es, en resumen, que durante su lectura, uno se siente atraído por algunos de los personajes; sea hombre o mujer, debido a la esperanza que nos ofrece la experiencia de la reencarnación o la vida en otros planos; cualquier persona que conozca de la fatalidad del primer amor, puede imaginar, por ejemplo, lo bello que resulta tener la esperanza de reencontrarlo para continuarlo en otra vida.


El lector encontrará un disfrute pleno en esta mágica novela cuyas trescientas diecinueve páginas están perfectamente justificadas.

 

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