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Isabel Coyol Morales y Carlos Alberto Ramírez

La función del discurso de tolerancia en los movimientos sociales

"Es mejor y más justo un mundo represivo que un mundo tolerante, porque en la represión se viven las grandes tragedias, nacen la santidad y el heroísmo. En la tolerancia se definen las diversidades, se analizan y aíslan las anomalías, se crean los guetos. Yo preferiría ser condenado injustamente que ser tolerado."

Pier Paolo Pasolini

Desde el siglo XVIII el mundo ha presenciado diversos movimientos sociales, reflejo de los diversos cambios contrastantes que sufre el entorno de los individuos, quedando atrapados en una nueva realidad, que si bien les permite nuevas oportunidades de desarrollo, también les restringe o anula diversas de las oportunidades que asumían. Ante esto, el gobierno, como regulador administrativo del Estado enfrenta la inconformidad de grupos de la sociedad que demandan la supresión, regulación o ejecución de oportunidades determinadas. Ante tal contexto, en el siguiente ensayo se plantea el conflicto suscitado entre el gobierno, la sociedad y los movimientos sociales, que ha dado énfasis al uso, en las recientes épocas, al discurso de Tolerancia.


Previo al análisis de la Tolerancia y su reciente uso particular para con los movimientos sociales, hay que hacer una revisión de ambos conceptos. Si el significado de tolerancia en la actualidad se refiere al de “respetar” la diversidad, y que a su vez implica “sólo dejar que sean como sean, realmente no importa”. En un mundo globalizado la diversidad es infinita, porque no sólo es la diversidad global, sino que a ella se le suma la diversidad individual y colectiva.

 
 

 

El surgimiento de la palabra tolerancia se ubica en el periodo de la Reforma Religiosa para obtener una convivencia entre católicos y protestantes durante las guerras religiosas de los siglos XVI y XVII[1].

[1] GIL, R. Valores humanos y desarrollo personal. Tutorías de educación secundaria y escuelas de padres. Madrid: Ed. Escuela Española, 1998, pp. 41-50.


 

El término tolerancia procede etimológicamente del sustantivo femenino latino tolerantia-ae, que se traduce literalmente como sufrimiento y acción de sobrellevar, soportar o resistir, en su acepción directa derivada del latín tollere (quitar, sobrellevar).[2]


[2] GARMENDIA, José. “Tolerancia”. Diccionario UNESCO de Ciencias Sociales, Barcelona: Planeta-Agostini, 1988, 2246 pp.

 

La Real Academia Española de la Lengua define Tolerancia como:

Sufrir, llevar con paciencia; permitir algo que no se tiene por lícito sin aprobarlo expresamente; respeto y consideración hacia las opiniones o prácticas de los demás, aunque repugnen a las nuestras y reconocimiento de inmunidad política para los que profesan religiones distintas de las admitidas oficialmente.

 

En Carta sobre la tolerancia de 1685 Locke, con tintes religiosos escribe: “La tolerancia es la característica de la verdadera Iglesia”. Siguiendo esa línea "teológica" de la tolerancia religiosa, Locke usa el sentido del propio cristianismo para justificar una tolerancia de raíz cristiana, pero a su vez Locke distancia lo civil y lo religioso. Voltaire, por otro lado, en el Tratado de la tolerancia de 1767, parte del “Asunto de Calas”, mencionando: “el derecho de intolerancia es absurdo y bárbaro; es el derecho de los tigres; es mucho más horrible aún, porque los tigres no se destrozan sino para comer, y nosotros nos hemos exterminado por unas frases”, para él la razón da origen a la Tolerancia.


La Tolerancia, a partir de su significado, es la acción de sobrellevar, soportar o resistir.[3] En un sentido más cabal alude a que una persona no intervenga en contra de la acción de otra, por determinadas razones a pesar de que pueda afectar y modificar la acción de ésta segunda persona, constituyendo así un conflicto en la construcción personal o grupal, con base en diversas concepciones morales, jurídicas y religiosas.

[3] Ibíd.


Herbert Marcuse, en 1965, elaboró la noción de "tolerancia represiva". Tal conceptualización se refiere a que la práctica de la Tolerancia lejos de ser liberadora sirve a la causa de la opresión en una sociedad industrial; en una sociedad capitalista se manifiesta formalmente el ideal de la Tolerancia e inclusive se admite el ejercicio de la misma. Entonces, la Tolerancia:


Supone necesariamente la apertura al cambio constante de estructuras e instituciones así como la consecuente ruptura, por los medios necesarios de lo que obstaculiza el fluir. La tolerancia consiste en dar a luz una sociedad en la que el hombre ya no esté esclavizado por instituciones que menoscaban la autodeterminación desde el principio.[4]

[4] HERNÁNDEZ Guzmán, Diego. Marcuse y Rawls sobre la tolerancia. Disponible en: https://docs.google.com/document/d/17ATozHp_oVJ27v9GImbgM_Grck6xRoefvsexW9n4Y3c/edit [Consulta: 4 de abril de 2014].

La moderna existencia de Tolerancia postula que sólo sirve para que en la mayoría de los casos se mantenga el status quo de la desigualdad, donde la expresión del ideal de Tolerancia en lugar de servir para la liberación o emancipación de los grupos que son explotados dentro del sistema económico-social vigente, sirve para adormecer los impulsos de la liberación. En este caso, la tolerancia tendría la función de reprimir semejantes impulsos y es, por tanto, represiva más bien que liberadora. En la sociedad donde yace diversidad imperan las discusiones diversas, con un grado de tolerancia. Pero al permitir las verdaderas opiniones se evita una opinión clara y crítica. En la actualidad, los mass media no presentan la información fidedigna y claramente.


El discurso de Tolerancia parece que en lugar de lograr una convivencia y solidaridad social, ha adquirido la función de letargo para la capacidad de pensamiento crítico de la sociedad y para la fragmentación tanto de los movimientos sociales como de la sociedad. La Tolerancia, en las dos últimas décadas se ha convertido en el discurso más importante tanto de personas, empresas y políticos, para permitir una convivencia pacífica entre los distintos individuos, a tal grado que el 12 de diciembre de 1996, la Asamblea General de las Naciones Unidas invitó a los Estados miembros de dicho organismo a que el 16 de noviembre se promulgara el Día Internacional para la Tolerancia.


En el libro titulado Defensa de la Intolerancia, Slavoj Žižek, escribe que la Tolerancia es usada con fines económicos, practicada por las empresas trasnacionales que han realizado una tolerancia multiculturalista liberal, y que queda atrapada en un círculo vicioso que simultáneamente concede “demasiado y demasiado poco” a la especificidad cultural del Otro:


Por un lado, el multiculturalista liberal tolera al Otro mientras no sea un Otro Real sino el Otro Aséptico del saber ecológico premoderno de los ritos fascinantes, etc.; pero tan pronto como tienen que vérselas con el Otro Real con la manera en que el Otro regula la especificidad de su jouissance, se acaba la tolerancia.[5]

[5] ŽIŽEK, Slavoj. En defensa de la intolerancia. Madrid: Diario Público, 2010, pp. 68-69.

En sentido concreto del término y abandonando el concepto de neutralidad con el que suele vincularse la Tolerancia, el abogado argentino Martin Diego Farell alude que dicho concepto es una conducta determinada únicamente si se tiene capacidad de impedir otra, es decir, la Tolerancia se presenta cuando una persona posee el derecho y poder de suprimir una conducta determinada. Para que se dé la Tolerancia se requiere un factor de disvalor y un factor de poder. El primero consiste en una lesión de una convicción partiendo del sistema de valores y reglas personal y colectivo. El segundo refiere a la disponibilidad de los recursos, de poseer el poder para suprimir lo que es tolerado. [6]


[6] SCHMITT, Annette. “Las circunstancias de la tolerancia”. Tolerancia y pluralismo. México: Ediciones Coyoacán, 2005, 288 pp.


Lo tolerado deber ser considerado desagradable o incluso inmoral. Este factor toma un sentido distinto porque incide en la posibilidad de tomar una postura más activa o crítica respecto del pluralismo de códigos de valores. En el disvalor se incluye la crítica de los propios valores y los de la sociedad en la que se vive. Así la Tolerancia se vuelve productiva, individual y converge en los lazos sociales.[7]

[7] FARELL MARTÍN, Diego. “¿Para qué la tolerancia?” Ibíd. p. 114.


No necesariamente se refiere a una cuestión legal, sino que se encuentra en capacidad de impedir creencias, opiniones o acciones que provocan rechazo o disgusto. El pluralismo, la desaprobación y el poder, son las características que diferencian una actitud tolerante de muchas otras, como la discriminación, la indiferencia y el escepticismo.


Donald Dworkin trata a la Tolerancia de dos formas:

  1. Como requiriendo que el gobierno trate a todos los ciudadanos a su cargo como iguales, con igual consideración y respeto; b) Como requiriendo que el gobierno trate a todos los ciudadanos a su cargo igualmente, en la distribución de algún recurso u oportunidad. Pero cómo el gobierno puede tratar a todos los ciudadanos como iguales. Se enuncian dos posibles alternativas: a) El gobierno debe ser neutral respecto de aquello que se considera como vida buena; b) El gobierno no puede ser neutral en este tema, puesto que no puede tratar a sus ciudadanos como seres humanos iguales sin una teoría acerca de cómo deben ser los seres humanos.[8] 8] Ibíd. p. 121.

 
 

Es así que, la Tolerancia se convierte en una situación provechosa, prudente y oportuna hasta que todos valoren la autonomía: en sí misma la Tolerancia no es una virtud, tan sólo es una estrategia inteligente y temporal, en la actualidad la Tolerancia se le ha dado el sentido de virtud. La autonomía política es el resultado de la consecución de los principios de la justicia en la estructura básica de una sociedad liberal, y en algún momento dicha autonomía, puede ser un valor adoptado y cultivado:

[...] El concepto de autonomía puede explicar la estrecha relación que existe entre el pluralismo, la libertad y la tolerancia en el ámbito de una sociedad liberal. Pero evidentemente, sólo explica y justifica la tolerancia respecto de las personas y grupos que acepten el valor de la autonomía como algo importante para sus vidas. La tolerancia sería más bien un recurso pragmático que funciona en un ámbito limitado, y no por una cuestión de principio.[9]

[9] PÁRAMO, Juan Ramón. ibíd. pp. 76-77.

Es así que el concepto de Tolerancia se torna en tolerancia represiva por medio del discurso político gubernamental para enfrentar la situación ocasionada por los movimientos sociales, mientras que al mismo tiempo los diversos medios de comunicación realizan campañas de información, donde se pretende la desvalorización y desacreditación de las acciones colectivas de la población.


En cuanto a movimientos sociales, como referente teórico para el análisis del discurso de la tolerancia, Alain Touraine, en su teoría del comportamiento colectivo, considera a los movimientos sociales como una reivindicación de derechos culturales en la que actores de clase se identifican y se reconocen a sí mismos y luchan por el control de la historicidad. Para esta teoría, el conflicto central de la sociedad moderna (sociedad post-industrial) reside en el “movimiento social” con la configuración de una sociedad política independiente del Estado. La agitación y revuelta sólo se consideran movimientos sociales a partir del momento en que se transforman en un llamamiento a la lucha generalizada y no únicamente particular.


Touraine plantea que la sociedad global en la postmodernidad baja[10] ha situado al individuo en una nueva situación: un sujeto que quiere producirse a sí mismo, pero que se enfrenta a la imposibilidad de combinar la unidad de una sociedad con la diversidad de las personalidades y de las culturas. Un sujeto que, igualmente, se ve sometido a las fuerzas centrífugas del mercado internacional, por una parte, y por las fuerzas centrípetas de la comunidad a la que pertenece, por otra. Es precisamente el pensamiento acerca de la construcción de la identidad subjetiva el que debe permitirnos fundamentar una nueva comprensión de las relaciones sociales. Relaciones que están sometidas a la idea de tolerancia que pueda dibujarse a partir de esa construcción del sujeto.[11]

[10] TOURAINE, Alain. ¿Podremos Vivir Juntos? Buenos Aires: FCE. 1997.

[11] Concepto creado por el propio Touraine para describir la situación de la cultura, sociedad y factores económicos, de un bajo desarrollo con respecto a las anteriores etapas históricas.

Para comprender el proceso de los movimientos sociales se examina lo propuesto por Bill Moyer, quien desarrolló en los años ochenta una herramienta denominada Plan de Acción del Movimiento (MAP) basado en 7 puntos de partida estratégicos.[12]


Tales puntos son:


1. Los movimientos sociales han demostrado ser poderosos en el pasado, y es de esperar que lo sean en el futuro.


2. Los movimientos sociales están en el centro de la sociedad. Están basados en valores sociales más progresistas: justicia, libertad, democracia, derechos civiles. Aunque se opongan al Estado o al Gobierno, los movimientos sociales promueven una sociedad mejor, no trabajan contra ella.


3. El tema principal es “justicia social” contra “intereses creados”. El movimiento trabaja por la justicia social y los que están en el poder representan los intereses creados.


4. La estrategia global es promover la democracia participativa. La falta de democracia real es fuente principal de injusticia y problemas sociales.


5. El objetivo es el respaldo del ciudadano ordinario, que da poder a los que detentan el poder dándoles su consentimiento. La cuestión central en los movimientos sociales es la lucha entre el movimiento y los que detentan el poder para obtener el apoyo de la mayoría de la población, la cual en última instancia tiene el poder para preservar el status quo o crear cambio.


6. El éxito es un proceso a largo plazo, no un suceso. Para conseguir el éxito, el movimiento necesita tener éxito en una larga cadena de subobjetivos.


7. Los movimientos sociales deben ser no violentos.

[12] KREUSEL, Silke y SPECK, Andreas. “El Plan de Acción del Movimiento (MAP): una herramienta para analizar el avance de vuestro movimiento” cita a Moyer, Bill, Peace News, No 2423, Marzo 1998. jueves 5 de agosto de 2010. Insumissia. Disponible en: www.antimilitaristas.org/spip.php?article4608 [Consulta: 21 de Marzo de 2014].

 

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Por último, Gerardo Hurtado menciona cuatro fases presentes en los movimientos sociales a partir de un descontento determinado.[13] La primera fase es la de emergencia en la que existe un problema que hay que atender, se discute acerca de ello, se realizan reuniones, discursos, se establecen contactos con los medios de comunicación y surgen líderes del movimiento



[13] HURTADO ARRIAGA, Gerardo. “Conducta colectiva y movimientos sociales”. Exposición en clase Asignatura: Dinámicas Masivas de Psicología Social, en Área Académica de Psicología. Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo. Instituto de Ciencias de la Salud. 33 pp. Disponible en: www.uaeh.edu.mx/docencia/P_Presentaciones/icsa/asignatura/Clase_Gerardo.pdf [Consulta: 21 de marzo de 2014].


La fase de integración surge cuando no hay resolución de un problema por parte de la sociedad, o nace en respuesta a la acción represiva llevada a cabo por un grupo opuesto, se caracteriza por manifestaciones y alianzas con otras organizaciones; en la fase de burocratización, el movimiento social llega al punto de consolidación como cualquier organización formal. En sus prácticas establece normas, controles, busca funcionamiento a través de la democracia. Por último, la fase de fragmentación y cese, en ella el movimiento social llega a un periodo de éxito, el movimiento comienza a separarse o llega a burocratizarse con el tiempo.


En las últimas décadas el gobierno se ha debilitado y ha cedido su poder ante empresas e instituciones no gubernamentales, lo cual ha permitido que el poder se comparta entre estos. Anteriormente el poder sólo era ostentado por el gobierno, quien lo había obtenido de la población por ser representante de ella. Ahora el gobierno no es el único portador del poder y tampoco es el representante legítimo de toda la población.


El poder al quedar bajo la ostentación de diversos grupos, ha provocado la negociación/emulación entre los grupos y frente a los intereses de cada uno de ellos, como son en la actualidad: el gobierno, las empresas, las ONG y organizaciones fundamentalistas/militares[14] ya sea a nivel regional, nacional e internacional.



[14] La organización fundamentalista suscita a la aplicación literal e intransigente de una doctrina ya sea religiosa, ideológica, política o económica. En ciertos casos estas organizaciones pueden apoyarse dentro de su alineación de una fuerza militar/terrorismo para imponer o defender su doctrina.

El gobierno con la aprobación y las exigencias de los ciudadanos ha creado un cuerpo de normas y leyes para permitir el desarrollo y equidad de los pobladores. Y dentro de este cuerpo jurídico la libertad de expresión es un derecho que solicita la población y que garantiza el gobierno, en una nación democrática representativa.


Esto hace visible la posibilidad de replantear tanto las exigencias de la sociedad, tanto, como, la respuesta del gobierno. Si la libertad de expresión a manifestarse es defendida como un derecho establecido en el derecho positivo, entonces debe reconocerse la carencia de un sistema político eficaz que tenga capacidad de gestión para responder a las exigencias de la sociedad civil.



El sistema político y el sistema de justicia se encuentran fracturados impidiendo recuperar y ostentar el poder. Además, la aparición de los mass media; considerados como el cuarto poder, que sin duda han ayudado a definir las posturas tanto de los movimientos sociales en su lucha reivindicadora como en el discurso de Tolerancia utilizado por el gobierno.


El intento de plantear una solución para el conflicto suscitado sobre la función que cumple el concepto de Tolerancia dentro del discurso de las instituciones políticas gubernamentales, también es influido por los mass media en la que se toma en consideración su contribución en la aceptación o desacreditación tanto de las acciones del sistema político como de las reivindicaciones y acciones de los segmentos de la población.


La Tolerancia es utilizada por el gobierno como elemento disolutivo de los movimientos sociales en el que realiza una doble función, la de desarticular los movimientos sociales y la de evitar que la sociedad alcance la información adecuada e igualmente logre cierto grado de identificación con las necesidades y exigencias de los movimientos sociales. Es la Tolerancia el elemento que sirve de parámetro para valorizar las diversas acciones propias hacia los demás, de los diversos sectores empresariales, gubernamentales y/o poblacionales.


En la actualidad la Tolerancia se refiere a "tener paciencia", con permitir algo que no se tiene por lícito y a la vez se deben respetar y considerar las opiniones o prácticas de los demás a pesar que se repugnen. Es bajo esta concepción que se ha hecho una mala interpretación del término, esto propicia su utilización en distintos ámbitos con la finalidad de hacer de la práctica de la tolerancia parte de la vida diaria con la intensión de no ser un conciliador de los distintos individuos, sino un proceso de anonimidad de los distintos individuos y grupos que componen la sociedad, acrecentando el proceso de individualización.


Es pues ante el concepto de Tolerancia que surge una reivindicación meramente de uso de la lengua. Hay que tomar la postura de recuperar el significado del propio concepto de Tolerancia que sea nuevamente entendida en el sentido de sobrellevar, de preservar y procurar, y evitar entenderla como una virtud que los individuos deben alcanzar y en la cual el derecho positivo ha llevado a plasmar en la legalidad. La jurisprudencia debería buscar y garantizar la virtud de la justicia y dentro de ella la equidad y el respeto por las diferencias y las igualdades.


FUENTES CONSULTADAS

GARMENDIA, José. “Tolerancia”. Diccionario UNESCO de Ciencias Sociales, Barcelona: Planeta-Agostini, 1988, 2246 pp.

GIL, R. Valores humanos y desarrollo personal. Tutorías de educación secundaria y escuelas de padres. Madrid: Ed. Escuela Española, 1998. pp. 41-50.

HERNÁNDEZ GUZMÁN, Diego. Marcuse y Rawls sobre la tolerancia. Disponible en: https://docs.google.com/document/d/17ATozHp_oVJ27v9GImbgM_Grck6xRoefvsexW9n4Y3c/edit [Consulta: 4 de abril de 2014].

HURTADO ARRIAGA, Gerardo. “Conducta colectiva y movimientos sociales”. Exposición en clase Asignatura: Dinámicas Masivas de Psicología Social, en Área Académica de Psicología. Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo. Instituto de Ciencias de la Salud. 33 pp. Disponible en: www.uaeh.edu.mx/docencia/P_Presentaciones/icsa/asignatura/Clase_Gerardo.pdf [Consulta: 21 de marzo de 2014].

KREUSEL, Silke y SPECK, Andreas. “El Plan de Acción del Movimiento (MAP): una herramienta para analizar el avance de vuestro movimiento”, jueves 5 de agosto de 2010. Insumissia. Disponible en: www.antimilitaristas.org/spip.php?article4608 [Consulta: 21 de Marzo de 2014].

TOURAINE, Alain. La sociedad post-industrial. . Madrid: Ed. Ariel, 1973, 237 pp.

------------------------. ¿Podremos Vivir Juntos? Buenos Aires: FCE. 1997, 333 pp.

VÁZQUEZ, Rodolfo (comp.). Tolerancia y pluralismo. . México: Ediciones Coyoacán, 2005. 288 pp.

ŽIŽEK, Slavoj. En defensa de la intolerancia. Madrid: Diario Público, 2010. 144 pp.

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