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  • Joaquín Balancán Aguirre

Allende el mar allende el tiempo, tú regresarás corazón del pueblo


Este 11 de septiembre de 2023, se cumplieron 50 años del golpe de Estado en Chile. Este episodio central en la historia del país andino y en su tránsito a la democracia, no podría entenderse sin la presencia del presidente Salvador Allende, sin recordar su sacrificio, pero también sus convicciones y sobre todo, recordar que sigue gobernando con el ejemplo.


Sartre decía que


“las palabras son actos que pueden producir cambios sociales, cambios históricos”

por ello, al recordar hoy la palabra de Allende debemos confirmar que esos cambios sociales e históricos en Chile tuvieron como cadencia y tiempo la voz de este luchador incansable.


Allende tuvo una larga carrera política que inició en 1929 como líder estudiantil y más adelante como presidente de la Federación de Estudiantes de Chile. Hacia 1933 participó en la fundación del Partido Socialista de Chile, organización en la que ocupó diversos cargos, destacando el de secretario del partido en 1942. Como parlamentario, fue electo diputado, entre 1937 y 1939, posteriormente en 1945, 1953 y 1966 fue electo senador, destacando que, en este último periodo, fungió como presidente del Senado de 1966 a 1969.


En el gobierno, Allende destacó como Ministro de Salubridad, cargo que ocupó entre 1939 y 1942. Sin embargo, su destino estaba en encabezar los esfuerzos del gobierno, y en tres ocasiones contendió por la presidencia de Chile, no siendo hasta 1970 cuando logra el triunfo por medio de la coalición de partidos de la Unidad Popular.




A lo largo de estos años de lucha, Allende tuvo un sinnúmero de intervenciones, todas ellas son cruzadas por convicciones firmes sobre la justicia social, la equidad, la democracia, en suma, son la confirmación de la lealtad a su sueño de un mejor país.


En los mensajes que dirigió a lo largo de su mandato, debe destacarse la conciencia que tuvo del cambio profundo que encabezaba. Así, en una primera intervención, el 4 de septiembre de 1970, después del triunfo electoral, dijo a la multitud:


Chile abre un camino que otros pueblos de América y del mundo podrán seguir. La fuerza vital de la unidad romperá los diques de la dictadura y abrirá el cauce para que los pueblos puedan ser libres y puedan construir su propio destino. Somos lo suficientemente responsables para comprender que cada país y cada nación tiene sus propios problemas, su propia historia y realidad. (2010:55).

A pesar de este cambio histórico, Allende fue crítico con sus propias políticas, tal como lo señaló en la Universidad de Guadalajara el 2 de diciembre de 1972, al exponer los avances del control natal y la asignación familiar, la cual, sin una regulación ni una focalización adecuadas, abrían aún más las brechas de desigualdad. Dijo:


Los gobiernos progresistas, como los nuestros, avanzamos en iniciativas que tienen un contenido, pero que indiscutiblemente son un paliativo. (2010:116).



Consciente de que sólo con ciudadanas y ciudadanos informados, es posible un sistema democrático y elecciones libres, en una visita a Colombia en 1971, el presidente Allende expresó:


Jamás pedí el voto en mi patria. Siempre sostuve que quería conciencias que votaran y no votos que no tuvieran conciencia, ni ideas, principios, ni doctrinas. (2020:23).

Lo anterior, es una reflexión que, a 50 años, sigue siendo urgente en nuestros países como antídoto ante el surgimiento de populismos de derechas e izquierdas.

Otro valor indispensable en la concepción democrática de Allende fue la tolerancia, así, al asumir la presidencia en septiembre de 1970, señaló:


El respeto a los demás, la tolerancia hacia el otro es uno de los bienes culturales más significativos con que contamos. (2020:19).

A pesar de lo anterior, Allende sabía que el camino democrático era largo, ya que dijo ante el Congreso:


El gobierno de la Unidad Popular fortalecerá las libertades políticas. No basta con proclamarlas verbalmente porque son entonces frustraciones o burla. Las haremos reales, tangibles y concretas, ejercitables en la medida que conquistemos la libertad económica. (2010:82).


También, sabía que un sistema democrático estaba incompleto sin la participación y representación plena en derechos de las mujeres, y pugnó por


consagrarla plenamente ante la ley, ante los derechos sociales y en el caso humano, en el intelecto, en el nivel de igualdad, que indiscutiblemente solo un proceso revolucionario le puede otorgar. (2020:73).

Por otra parte, en los discursos de Allende, encontramos como una terrible premonición, diversas expresiones sobre el fin de su gobierno, como la de mayo de 1971:


(…) es mi obligación advertir que un peligro puede amenazar la nítida trayectoria de nuestra emancipación y podría alterar radicalmente el camino que nos señalan nuestra realidad y nuestra consciencia colectiva, ese peligro es la violencia contra la decisión del pueblo. (2010:84).

Meses más tarde, en diciembre de ese mismo año, Allende tenía claro su destino:


Que lo entiendan aquellos que quieren retrotraer la historia y desconocer a la voluntad mayoritaria de Chile: sin tener carne de mártir, no daré un paso atrás; que lo sepan: dejaré La Moneda cuando cumpla el mandato que el pueblo me diera (…) solo acribillándome a balazos podrán impedir la voluntad del pueblo (2010:101).

Sus palabras, como una profecía funesta, quedaron inmortalizadas en el mensaje radial desde el palacio presidencial aquella mañana del 11 de septiembre:


si me asesinan, el pueblo seguirá su ruta, seguirá su camino con la diferencia quizás que las cosas serán mucho más duras, mucho más violentas, porque será una lección objetiva muy clara para las masas de que esta gente no se detiene ante nada. (2010: 133).


Finalmente, en diciembre de 1972, Allende confió a nuestro país una misión, que se cumplió con el exilio chileno:


Yo sé, por lo que he vivido, que México ha sido y será -gracias por ello- amigo de mi patria. (2010:129).

A 50 años, el metal tranquilo de su voz regresa, cada vez que leemos estos discursos confirmamos lo que expresa Óscar Chávez en su canción “A Salvador Allende”:

Allende el fuego allende el viento

Tú regresaras tú nunca has muerto

De cabeza en cabeza de uno en dos

Ha de volver tu voz y tu entereza





Fuentes de consulta:



Allende Gossens Salvador (2010) Salvador Allende. Presente. Roitman Marcos (ed.). Barcelona: Diario Público.


Allende Gossens Salvador (2020) Palabra y acción. A 50 años de a victoria. Santiago de Chile: Fondo de Cultura Económica, Fundación Salvador Allende., sin recordar su sacrificio, pero también sus convicciones y sobre todo, recordar que sigue gobernando con el ejemplo.


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