top of page
  • Reyna Monroy Barrera

Mal sueño

25 de Octubre de 2010

Tuve un mal sueño, de esos en los que deseas despertar y nada más no puedes. Yo era el espectador mientras que con un nudo en la garganta presenciaba como besabas a otra mujer.


Sentí mucha desesperación, apenas podía creer lo que veía y ni siquiera conseguía moverme y apartarme del sitio, lo único que logré fue gritar con todas mis fuerzas tu nombre y entonces por fin pude abrir los ojos, para ese momento ya eran las 7am.


Y me quedé acostada en la cama, pensando y pensando un rato.


La primera conclusión a la que llegué es que te amo y me amas, pero la más importante es la segunda en la que, a pesar de tanto amor, tú y yo no nos pertenecemos, porque no somos objetos, ni nuestra libertad está condicionada por el otro (en términos económicos quizá tu tengas otros elementos para la descripción de la propiedad), en el momento en que comenzamos a sentir tanto amor la conciencia de tenernos no era certera y desde que somos novios eso no ha cambiado.

Si hago referencia a que “eres mío” es porque estoy consciente de que una parte de lo que soy también ya es en ti y, viceversa, si me nombro “muy tuya” es porque mucho de lo que tú eres también lo es en mí… y esa es la cosa más maravillosa que un ser humano puede experimentar cuando está enamorado.

Todos los días estoy agradecida contigo, muchos de mis te amos llevan implícita la gratitud, dime amor mío ¿de qué otra manera puedo decirte que me haces tan dichosa?, que me transmites unas ganas de vivir, conocer y aprender de cada cosa, de cada detalle en ésta y en todas las vidas posibles.

He de confesarte que después de este mal sueño me he sentido aterrada −no por el hecho de que beses a otra mujer, ni siquiera son los celos enfermos que agobian a los hombres− lo que yo experimenté, más bien fue un sentimiento de frustración por haber fracasado en mi intento de ser en ti lo que más amaras, lo que más procuraras, la continuación de tus deseos, la mirada profunda cuando tu cuerpo desnudo está en el mío.


Que me he equivocado afirmando que un hombre para una mujer y una mujer para un hombre, pueden ser amantes, refugios, inspiración, verdades, inquietudes, música, poemas, paisajes, susurros, tinta, acentos, olores, el dulce favorito, veneno pero, también, medicina: todo ello sólo entre dos.


Tenía que contarte esto, porque dicen que cuando los sueños se cuentan, no se hacen realidad… sobre todo si son malos sueños.


Justo son las 8:00 y es momento de salir de casa.

Muy tuya, Reyna.

bottom of page